Llevando calor a la noche
Patricia Pareja es desde hace varios años voluntaria del programa Café Calor. En "Vidas Voluntarias" conocemos mejor a esta joven que sueña con ser maestra para enseñar valores a los más pequeños.
Es reconfortante saber que la generosidad, la solidaridad y el amor a los demás laten vivos en el corazón de los jóvenes.
Si hay una parte de nuestra juventud que lleva su vida al margen de la fe y la caridad,-los tiempos mandan-, existe otra gran parte a la que sólo les hace falta una voz que les diga “levántate y anda”, como Bécquer expresó en su poema, parafraseando las palabras de Jesús en la resurrección de Lázaro.
Patricia Pareja es buen ejemplo de ello. Conocerla, hablar con ella, llenarte de su ilusión y su alegría, te hace pensar qué hermosa es esa juventud que se le escapa por los poros y qué impresionante la fuerza de sus palabras y de sus actos.
Patricia quiere ser maestra, porque tiene un sueño en el que unos niños aprenden a su alrededor “valores, respeto y amor”. Es imposible que alguien que sueña con esto, no escuchara las palabras que Raúl, responsable de jóvenes de Cáritas, fue desgranando un día, en su Instituto, en una charla. Fijaos bien en que he empleado la palabra “escuchar” y no “oír”, algo muy distinto y que se emplea muchas veces erróneamente en la actualidad.
Fue precisamente Raúl quien supo arrancar, con mano de nieve, las notas que guardaba Patricia en su interior, también como el arpa de Bécquer. Y, en el aula se abrió ante esta muchacha un horizonte que le interesó, la atrajo y acabó enamorándola. Se hizo voluntaria de Cáritas Joven Albacete y se comprometió en el programa Café Calor.
Nunca sabemos si alguien de nuestro entorno o nosotros mismos vamos a necesitar ese café. Patricia, con su equipo, conoce bien dónde puede encontrar, ya de anochecida, a esas personas sin hogar que han hecho de la calle su vivienda y para las que no existe ya la reinserción social. Son los sin techo, sin hogar: No nacieron así. La vida y su dureza, las circunstancias adversas les llevaron a buscar un camino equivocado.
Se acercan a ellos, se ganan su confianza, escuchan sus problemas, sus necesidades y les llevan calor en forma de mantas, de café, de bocadillos…pero sobre todo, les llevan calor de compañía. ¡Qué importante es que sientan que, a pesar de su soledad, hay noches más llevaderas por el alimento y la escucha de estos jóvenes! Patricia está entusiasmada con la labor que realiza. Su tía Felicidad es también voluntaria con ella en Café Calor. Juntas viven y comparten episodios buenos y malos que les hacen crecer como personas y estrechan sus lazos de cariño y parentesco. Y siempre andan presurosas preparando bocadillos, café y sopa calentitos. ”Esta labor es muy gratificante porque sabes que, cuando te vas a casa, alguien ha comido y se ha sentido a gusto gracias a esto”.
Y no se conforma con su labor. Pura energía y alegría, Patricia conjuga con el estudio de su carrera, no sólo el programa Café Calor, sino que forma también parte del Equipo Motor de Cáritas Joven que organiza, planifica y aporta ideas sobre proyectos motivadores para los jóvenes. Se convierte así en testimonio vivo para aquellos que quieren “engancharse” a esto de la caridad, más aún en tiempos difíciles como el nuestro.
Ha sido un verdadero privilegio haber conocido a esta futura maestra que enseña ya con su ejemplo y dedicación a los más débiles.
Gracias Patricia.