El corazón de Dios tiene un sitio preferencial para los pobres, tanto que hasta Él mismo se hizo pobre.
La pobreza está en el centro del Evangelio. ¡Cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!
Utilizamos cookies propias y de terceros para analizar y personalizar su navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su instalación y uso. Puede obtener más información en nuestra sección de Política de cookies.