EMERGENCIA

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Cáritas ante el coronavirus.

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Un año después

De la crisis sanitaria global a la explosión de solidaridad.

No tenemos palabras para expresar el desconsuelo ante la pérdida de vidas humanas y las terribles situaciones de enfermedad que se están viviendo como resultado de la pandemia; casi 14 millones de personas contagiadas en el mundo y más de 2,5 millones de personas fallecidas.

Una realidad que en España ha alcanzado a más de 3 millones de personas contagiadas y casi 70.000 personas fallecidas desde que se declarara la pandemia en marzo de 2020. Son cifras insoportables con una tragedia individual detrás de cada número.

La solidaridad de nuestros donantes y colaboradores nos ha permitido seguir estando cerca de las personas más desfavorecidas en un contexto de emergencia sanitaria. Este compromiso nos ha permitido fortalecer nuestros programas de atención y reinventarnos para seguir estando cerca de aquellos que más lo necesitan. Hemos sentido claramente como cada gesto, por pequeño que sea, cuenta.

Nuestras prioridades en esta emergencia

  • Mantener el apoyo a las familias con las que estábamos ya trabajando, y cuya situación se ha agravado con esta crisis.
  • Acompañar a las familias que están acudiendo por primera vez debido a la precariedad sobrevenida ante esta realidad.
  • Adaptar la acción de voluntarios y contratados a la nueva situación impuesta por el distanciamiento social para garantizar el acompañamiento a las personas que demandan el apoyo de Cáritas.

Recursos invertidos

  • 181.000 euros en ayudas directas, que han permitido a las familias que acompañamos cubrir en parte necesidades tan básicas como la alimentación, la higiene, los gastos de vivienda o de suministros.
  • 5.000 euros para la contratación de personal de refuerzo en proyecto Comedor Social de Algeciras. 

Situación de partida

Y retos que afrontamos.

Con un mercado laboral frágil y precarizado antes de la pandemia —claramente mermado tras el impacto de la misma—, y con un acceso a la vivienda complicado, especialmente para quienes tienen rentas bajas, se consolida un modelo de sociedad donde la vulnerabilidad se extiende a un elevado porcentaje de la población.

Esta realidad es, si cabe, más excepcional y grave en los países empobrecidos, donde las fragilidades en sus sistemas sanitarios, económicos y sociales multiplican la vulnerabilidad de millones de personas.

Es en este contexto donde se declara la pandemia generada por la COVID-19, cuyas consecuencias, si han tenido un gran impacto para la sociedad en su conjunto, han sido especialmente graves para quienes ya se encontraban en situación de vulnerabilidad.

En nuestra Diócesis de Cádiz

Más allá del compromiso de las personas voluntarias y contratadas durante la pandemia, la respuesta de Cáritas a las necesidades de esta emergencia está siendo posible gracias a la movilización social y a la explosión de solidaridad que la sociedad gaditana y española, a través de Cáritas Española, mostró desde el inicio, y que se ha manifestado de manera muy intensa desde el lanzamiento, el 14 de marzo de 2020, de la campaña “Cáritas ante el Coronavirus”.

Esta corriente de solidaridad se ha traducido en la generosa donación de personas particulares y entidades privadas que ha permitido apoyar los proyectos sociales que han dado respuesta a la crisis de la pandemia. El total de las donaciones recibidas para la campaña ha ascendido a 188.312,26 euros.

De estos fondos, el 53% provienen de 128 donantes particulares y el 47% de 32 empresas e instituciones privadas.

Por todo ello, Cáritas Diocesana de Cádiz no puede hacer otra cosa que agradecer este apoyo a nuestra labor y la gran confianza demostrada hacia nuestra dedicación y capacidad de atender la dura realidad de la pobreza material de las familias más vulnerables. La solidaridad, tanto de donantes como de colaboradores nos ha permitido seguir estando cerca de las personas afectadas.

Familias 

Los datos que reflejaba la memoria de actividades 2019 de Cáritas Diocesana de Cádiz indicaban que, en los meses previos a la COVID19, habíamos notado un descenso en la atención prestada provocada por la mejora de la situación económica. En total, en el año 2019 Cáritas atendía 5.855 familias. Sin embargo, una vez que comienza la crisis económica derivada de la pandemia, muchas familias que habían logrado una recuperación pero precaria “sociedad insegura” vuelven a caer en la zona de exclusión, a las que se unen familias que no habían, antes, necesitado ayuda.

En datos absolutos, unas 4.000 familias se han sumado a la atención de Cáritas en el año 2020. Esto ha supuesto la necesidad de reforzar los planes de atención primaria para poder atender dichas necesidades. Estas familias responden al perfil de personas que viven en hogares que no pueden hacer frente a los gastos de suministros de su vivienda, es decir, no pueden calentarse adecuadamente o no pueden encender la luz siempre que lo necesitan. Otras familias, se han visto obligadas a cambiar de residencia para disminuir los gastos. Para casi  el 45% de los hogares atendidos por Cáritas afrontar los gastos derivados de la vivienda suponen una grave dificultad.

Personas mayores

La soledad ha sido otra de los dramas impuestos por la pandemia. Aunque esta no es una realidad nueva, la situación de aislamiento físico a la que se han visto sometidas muchas personas mayores, claramente la endurece. La vulnerabilidad social evidenciada en esta crisis también pone de manifiesto los escasos recursos que existen para favorecer los cuidados en los domicilios, lo que propicia mayor desprotección en las personas mayores y en quienes las cuidan, ya sean empleadas o familiares.

Personas sin hogar

El impacto de la Covid19 ha sido, también, tremendamente costoso para las personas sin hogar.  Refugiarse, cuidarse o pasar el confinamiento inicial, una carencia que, si ya aumenta su vulnerabilidad de forma general, se ha visto agravada durante la pandemia al dificultarse –o imposibilitarse— el acceso a espacios de higiene y/o aislamiento.

Dormir en la calle o permanecer en alojamientos temporales o de emergencia ha expuesto, además, a un alto riesgo de transmisión del virus a las personas sin hogar, una población ya de por sí de alto riesgo médico, que en muchas ocasiones se ven desproporcionalmente afectados por problemas añadidos de salud y/o discapacidad.

Impacto en el voluntariado

Los recursos humanos de Cáritas no han sido ajenos a esta crisis, muy especialmente en las personas voluntarias, sobre todo si se tiene en cuenta que una parte  importante tiene más de 65 años y, por tanto, parte de uno de los grupos de riesgo ante el virus. Esto ha supuesto una reducción significativa del voluntariado activo, que, a causa del aislamiento y autoprotección, se vio reducido en un 35% durante el confinamiento y en un 25% en estos momentos.

Una vez que se tuvo claro cómo poder recibir a las personas en las parroquias respetando las medidas de higiene y distanciamiento social, se han adaptado los lugares de acogida para poder atender con seguridad a quienes han seguido acudiendo a Cáritas. Esto ha permitido recuperar a un 75% del voluntariado que, por su propia seguridad, tuvo que permanecer inactivo durante el confinamiento.

Al mismo tiempo, en este período ha sido muchas las personas que se han ofrecido a Cáritas para colaborar como voluntarios. A lo largo del año, 105 nuevas personas se han incorporado al voluntariado de Cáritas, un refuerzo esencial que, junto con la coordinación con otras entidades sociales y, cuando ha sido posible, con los servicios de las Administraciones públicas, ha sido clave para sumar fuerzas y organizar la ayuda.

Vulnerabilidad de migrantes y refugiados

Queremos destacar especialmente la realidad de las personas migrantes y refugiadas, dado que en el contexto actual la movilidad humana constituye en sí un riesgo para los países que combaten la epidemia, como ponen de manifiesto los cierres de fronteras. En muchos lugares se está aprovechando esta crisis para recrudecer los controles, limitar el acceso y aumentar las violaciones de derechos humanos de las personas en situación de movilidad humana en nombre de la prevención de la pandemia.

Urge denunciar, de forma concreta, la realidad de sobresaturación que se vive en los centros de acogida en la frontera Este de Europa; las extremas condiciones de vida de las personas roynghas en los campos de refugiados de Cox Bazaar, en Bangladesh; la crisis humanitaria que viven los desplazados internos en la región del Sahel; la situación de millones de venezolanos en los países vecinos (Ecuador, Perú y Brasil, especialmente), donde el aumento de los brotes xenófobos está agravando su situación de desamparo y desempleo; o la dramática emergencia alimentaria de los pueblos centroamericanos, agravada no sólo por la crisis económica derivada de la pandemia, sino también por el impacto de las ultimas emergencias climáticas tras el paso de los huracanes Eta y Lota por la región.

Necesitamos tu ayuda

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Gracias por apoyarnos en esta emergencia

Desde Cáritas Diocesana de Cádiz damos las gracias al voluntariado que ha estado al pie del cañón en parroquias y proyectos o en la atención telefónica, a aquellos que tuvieron que retirarse, como medida de prudencia, y desde sus hogares nos han sostenido con su oración; un agradecimiento que hacemos extensivo a los trabajadores incondicionales y entregados en jornadas interminables.

Gracias al obispo diocesano Monseñor Zornoza por su apoyo y aliento, a los párrocos que han puesto sus parroquias a disposición de Cáritas, a las hermandades y cofradías por su colaboración desinteresada y a las congregaciones religiosas.

Igualmente, gracias a los medios de comunicación que han dado a conocer el trabajo de Cáritas y por último, gracias al conjunto de la sociedad que, en momentos de tanta zozobra, de tensión e incertidumbre ha ayudado a paliar el dolor de los que más sufrían confiando en el trabajo de Cáritas.

Finalmente, Cáritas afirma que aún necesitamos de la colaboración de todos. Se puede seguir siendo parte de Cáritas en este momento crucial para todos, especialmente, para los más desfavorecidos.