Cooperación fraterna, compañeros de camino compartiendo misión
En Colombia, el cierre de escuelas para prevenir la COVID-19 ha facilitado la captación de menores por parte de grupos armados; en la Amazonia peruana, numerosas comunidades no se pueden lavar las manos en los caudalosos ríos porque están contaminados por los derrames de petróleo; y en el Congo, como en otros muchos países, el confinamiento ha provocado la subida del precio de
los alimentos y la condena de las poblaciones a tener que elegir entre el riesgo de la enfermedad y el hambre.
Estas pequeñísimas pinceladas sobre complejas realidades de distintos territorios del mundo ponen de manifiesto la certeza de que la pandemia ha venido a incrementar la pobreza y la desigualdad especialmente en los países más empobrecidos.
El Delegado Episcopal de Cáritas Española, Vicente Martín, recuerda en el texto “Una lectura creyente desde Cáritas a la crisis del COVID-19”, publicado en Vida Nueva, que “una crisis global requiere una respuesta global, un esfuerzo conjunto desde una mirada cosmopolita por parte de gobiernos, organismos e instituciones internacionales. El aumento de las necesidades en España no debe impedir que trabajemos ante los estragos que la pandemia está causando en los países más pobres y que viven en “estado de alarma” permanente por otras crisis”.
Cáritas, mediante la Cooperación Fraterna, redobla esfuerzos en este tiempo para dar respuesta a las comunidades hermanas y paliar los efectos que esta crisis tiene en los últimos de los últimos.
Así, dedicamos este nº225 de Diaconía a esta misión del Evangelio, desde el firme convencimiento de que la Caridad, si no es universal, no es caridad.