Cooperación

Asistencia humanitaria en Burkina Faso

Acceso a agua y alimentos para las personas desplazadas internas y los hogares más vulnerables.

El proyecto en un vistazo

  • Quién lo hace: OCADES Cáritas Burkina Faso y Cáritas Española,
  • En qué consiste: Asistencia multisectorial de emergencia a personas desplazadas internas y hogares especialmente vulnerables en las regiones del Sahel y Norte.
  • Presupuesto: 1.047.000 €.
  • Participantes: 21.045 personas.
  • Apoyado por UE.

Qué hacemos

Asistencia humanitaria con enfoque integral para mejorar la situación alimentaria y nutricional, así como el acceso al agua y a servicios de higiene de las personas desplazadas internas y de los hogares más vulnerables a la inseguridad alimentaria de las regiones del Norte y del Sahel en Burkina Faso.  

Zona de intervención

Región del Sahel: Provincia de Yagha, Municipio de Sebba y Provincia de Oudalan, Municipio de Gorom Gorom.

Región Norte: Provincia de Loroum, Municipio de Ouindigui y Provincia de Yatenga, Municipio de Thiou.

A quién va dirigido

21.045 personas: 1.600 nuevos hogares desplazados; 400 hogares de acogida vulnerables; 1.000 hogares residentes vulnerables, en las regiones de Sahel (diócesis de Dori) y del Norte (diócesis de Ouahigouya). Se presta especial atención a 1.260 niños y niñas entre 6 y 23 meses, que reciben una asistencia nutricional adaptada a sus necesidades.

Contexto

Burkina Faso está viviendo una crisis humanitaria sin precedentes a causa de la violencia generada por la situación de inseguridad en las regiones del Sahel, Norte, Centro Norte, Boucle du Mouhuon y Este. Los numerosos y continuos ataques perpetrados por distintos grupos armados han tenido unos efectos devastadores sobre la población de estas regiones, generando el desplazamiento forzoso de más de 940.000 personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares e instalarse en comunas de acogidas.

Las personas desplazadas internas se concentran principalmente en las regiones del Centro-Norte, Sahel y Norte y viven una situación de extrema vulnerabilidad debido a que tuvieron que abandonar sus hogares, medios de vida y las reservas de alimentos de las que disponían.

Además, la llegada masiva de personas desplazadas provoca un enorme impacto sobre los recursos de los que disponen en las comunidades de acogida, sean alimentarios, de agua o de servicios de protección social, ya de por sí muy limitados, aumentando de ese modo el riesgo de conflictos al interior de las comunidades. La falta de cobertura de servicios básicos, especialmente en higiene y saneamiento, es aún más grave en el contexto actual de pandemia provocada por la COVID-19.

Nuestra acción

La asistencia alimentaria se realizará en forma de transferencia de efectivo a los nuevos hogares desplazados y de acogida durante un periodo tres meses. Gracias a esos fondos las familias podrán asegurarse un consumo de alimentos aceptable, dinamizando un mercado local también muy afectado por el conflicto.

Esta ayuda en efectivo incondicional se entregará durante un periodo de tres meses, coincidiendo con el periodo de escasez de alimentos que se alarga entre los meses de junio y septiembre todos los años.

Se realizará, en colaboración con los agentes de salud comunitarios, una prueba para identificar a los niños y niñas de entre 6 y 23 meses dentro de las familias desplazadas que padecen malnutrición. Aquellos que muestren signos de malnutrición serán derivados a los centros de salud y de recuperación nutricional para seguir el tratamiento necesario, mientras que aquellos que no sufran de malnutrición recibirán un complemento alimentario en forma de 2,5 kg de harina enriquecida al mes, durante tres meses, para de ese modo prevenirla. Las distribuciones de estos complementos alimentarios siempre irán acompañadas de formaciones para su buen aprovechamiento y de actividades de sensibilización sobre prácticas para una buena alimentación de lactantes y niños pequeños.

Además trabajamos para aliviar la presión sobre los pozos de agua existentes rehabilitando un total de 15 pozos en las zonas de mayor concentración de población desplazada. El acceso al agua potable es si cabe aún más necesario en estos momentos de pandemia debido a la COVID-19 ya que la higiene, especialmente el lavado de manos, se ha identificado como una de las mejores maneras de controlar los contagios. En colaboración con las asociaciones comunitarias de usuarios de agua, se mantendrán los pozos funcionando y regularmente desinfectados para prevenir la propagación de la enfermedad.  A las nuevas familias desplazadas llegadas a las comunidades de acogida se les hará entrega de los utensilios necesarios y jabón para que puedan almacenar agua y garantizar su higiene, y se les informará sobre las mejores prácticas para el control de la COVID-19 y de otras enfermedades transmisibles.

 

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