Cooperación

América Latina y Caribe

Protegemos los derechos de niños, niñas y adolescentes que sufren las consecuencias de la pandemia en la región más desigual del planeta.

¿Qué está pasando?

América Latina sigue siendo el epicentro de la pandemia. La región más desigual del mundo, es testigo de 21 millones de latinoamericanos contagiados y casi 700.000 muertos por COVID 19.

La situación económica en la región no hace más que empeorar y pone en entredicho la recuperación iniciada por algunos países de la región en los últimos años. Según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), América Latina y el Caribe experimentaron una contracción del 7,4 % en 2020. Y a pesar de que la llegada de las vacunas ofrece esperanza, el reto verdadero está en hacerlas llegar de manera equilibrada a toda la población, reto difícil de superar por cuestiones logísticas y de desigualdad estructural ya naturalizada en las formas de relación social.

Se ha demostrado que los gobiernos negacionistas son los que cargan con más muertes a sus espaldas como es Brasil con una escalofriante cifra de casi 10 millones y medio de personas contagiadas y 252.000 muertes según la OMS.

En la región existen distintas crisis que se han visto seriamente agravadas por la pandemia.

Una de ellas es la situación de los pueblos Amazónicos que cuenta con 2.114.223[1] personas contagiadas y 52.448 fallecidas según el informe de la REPAM del 22 de febrero de 2021. La panamazonia parte de una situación de vulneración de derechos previa a la pandemia que con ésta no han hecho empeorar: Invasión de territorios indígenas, expolio de los recursos naturales de forma descontrolada por parte de empresas extractivas legales e ilegales, dificultad de acceso a la salud, acceso al agua segura, medidas de protección adecuadas a su situación, etc. ha hecho que los pueblos indígenas, campesinos y ribereños de la Amazonía vean seriamente comprometida su vida y el futuro de sus hijos así como el futuro del mayor pulmón del planeta que es la amazonia.

Por otro lado, la situación humanitaria en Centroamérica se explica tanto por la crisis económica causada por el COVID-19 y años de eventos climáticos extremos, que han hecho que ocho millones de personas en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua pasen hambre, frente a los 2,2 millones de 2018. El número de hogares que no tenían suficiente para comer casi se duplicó en Guatemala en comparación con los números previos al COVID-19. En Honduras, aumentó en más del 50%.

En este panorama de eventos climáticos consecutivos hay que señalar el impacto de los dos últimos  huracanes en 2020, que destruyeron más de 200.000 hectáreas de alimentos básicos y cultivos comerciales en cuatro países y más de 10.000 hectáreas de tierras de cultivo de café en Honduras y Nicaragua, que servían tanto de fuente de ingresos y medios de vida familiares y comunitarios. La temporada récord de huracanes en el Atlántico de 2020 asestó un duro golpe a millones de personas que antes no pasaban hambre, pero que dependían de la economía de servicios, el turismo y los empleos informales.  Con sus casas y granjas destruidas, con cada vez menos reservas de alimentos y menos oportunidades de encontrar empleo, según datos de agencias de NNUU  un 15% de los encuestados en enero 2021, afirmaron que estaban haciendo planes concretos para migrar.

Las comunidades de Centroamérica han llevado la peor parte de una emergencia climática, en donde años consecutivos de sequía y un clima errático han interrumpido la producción de alimentos, especialmente del maíz y los frijoles, que dependen en gran medida de las lluvias regulares.  Los huracanes golpearon cuando estas comunidades ya estaban lidiando con la pérdida de empleos y una economía en contracción, una consecuencia del COVID-19.

Por último, la pandemia también ha empeorado la ya frágil situación de los migrantes tanto en el corredor centroamericano como desde Venezuela al resto de países de la región.

Desde Venezuela han partido más de cinco millones y medio de personas. El fenómeno migratorio venezolano es el más importante de la historia del continente americano y es el segundo más grande de la actualidad, representando el 17% de la población total de migrantes que hay en el mundo, solo superado por el éxodo generado a raíz de la migración en Siria debido a la guerra.

La llegada del COVID 19 ha hecho más compleja aún su situación con un aumento de las expresiones xenófobas generando aún más desamparo y desempleo abocándoles a la economía informal o a la trata en algunos casos.

En definitiva, la región se enfrenta a un serio  retroceso en los avances conseguidos en las últimas décadas haciendo que los países quieran amortiguar las consecuencias económicas entre otras cosas ampliando su deuda externa y mediante la sobreexplotación de los recursos Naturales.

¿Qué estamos haciendo?

Las Cáritas de la Región están respondiendo de forma excepcional a pesar de que los propios equipos se han visto afectados por el COVID que aún así se han volcado en la atención a los colectivos vulnerables. Desde que se declaró la pandemia en la región de América Latina, el trabajo de Cáritas se ha diferenciado en dos etapas:

1ª Atención inmediata: desde Marzo hasta actualidad.

  • Entregas de kits a colectivos vulnerables: higiene y protección personal.
  • Entregas de ayuda alimentaria a colectivos vulnerables.
  • Elaboración de protocolos de prevención y atención para los equipos (R. Dominicana, El salvador, Honduras, Colombia, etc.).

 

2ªAtención a medio plazo: desde Junio-en adelante.

En esta segunda etapa se ha centrado en la adaptación de proyectos en marcha reorientándolos principalmente hacia la mejora de los medios de vida y el acceso a servicios básicos necesarios para la vida. Las líneas impulsadas en esta etapa son principalmente:

  • Medios de vida (economía solidaria).
  • Atención a migrantes y desplazados (inserción, ayuda humanitaria y medios de vida).

 

En Cáritas Española hemos adaptado y aprobado proyectos en la región por valor total de 889.438,68 € destinados a:
  • Protección.
  • Entrega de Ayuda Humanitaria.
  • Mejora de los medios de vida.
  • Defensa de derechos de colectivos vulnerables.
Para apoyar la lucha contra la pandemia en América Latina y Caribe hemos adaptado y aprobado 29 proyectos por valor total de 889.438,68 euros.

El poder de cada persona

Cada gesto cuenta