Noticia09/05/2020

Experiencias de un capellan durante la pandemia

Agradezco de corazón las muchas manifestaciones de solidaridad, las muchas llamadas entrañables y la plegaria de los hermanos sacerdotes, de los familiares y amigos, de los feligreses … y de personas anónimas que nos consuelan y nos alientan en medio de la vicisitud

Gracias de Corazón

Antes de que otras voces, no sé si más autorizadas, empezaran a pronunciarse sobre un cierto alivio en la tragedia del Covid-19, y lo hicieran con una terminología institucional y novedosa, más o menos acertada pero que descifra una situación más benigna, como he comentado desde esta plataforma ya en el hospital se estaba dando cuenta de ese panorama sin alharacas, sin vítores, pero con profesionalidad, cerciorando unos resultados llenos de esperanza.

Por eso ahora, para los que bregamos en este centro hospitalario, se presenta la ocasión de mostrarnos agradecidos, en primer lugar con el Señor que no ha parado de derramar su gracia en todos nosotros haciendo que nuestra labor fuese la que mejor requerían las circunstancias, ni parará de favorecernos en nuestro trabajo hasta que esta pesadilla cese de atormentarnos para que “podamos estar alegres aun llorando con los que están tristes”, encomendando a su Misericordia la acogida celestial de tantas y tantas víctimas que se ha cobrado y sigue cobrando este luctuoso infortunio; pero también, y es justo que así sea, expresar nuestro agradecimiento a todos los que están haciendo posible que esas mercedes de la divina providencia transiten a través de sus acciones:

Que Dios premie, por supuesto, el temple sobresaliente y baluarte destacadísimo en la prueba del General Director del Hospital y de su equipo, que nos gobiernan sin aparentes señales de decaimiento, con todas las facultades y medios a su alcance, pero sin plazos concretos ni promesas inconsistentes, hacia un final feliz que señala el quehacer impecable y abnegado de todo el personal de esta casa.

Ese premio de reconocimiento se debe extender al Arzobispado Castrense que ha mantenido y mantiene constantemente contacto telefónico con nosotros, dedicándonos una oración sensible y ayudándonos con los recursos materiales e informáticos a su alcance, no solamente a través de los Vicarios Episcopales, particularmente del Vicario para la Defensa, sino del propio Arzobispo que como padre espiritual se interesa por nuestras necesidades del tipo que sean y de las necesidades del Hospital, estando dispuesto a enviarnos a algún compañero que pudiera relevarnos, e incluso ofreciéndose él mismo como el primer voluntario.

Y agradezco de corazón las muchas manifestaciones de solidaridad, las muchas llamadas entrañables y la plegaria de los hermanos sacerdotes, de los familiares y amigos, de los feligreses … y de personas anónimas que nos consuelan y nos alientan en medio de la vicisitud.

 

Que Dios os lo pague.

Páter Julián ESTEBAN SERRANO
Capellán del H.C.D. “Gómez Ulla”
Delegado Castrense de Pastoral Sanitaria