Acción social23/04/2021

Queremos vecinos

La alargada sombra de la irregularidad sobrevenida sobre los solicitantes de asilo y refugio.

En los últimos años, nuestro país se ha convertido en un importante receptor de personas solicitantes de asilo y protección internacional que han huido de sus países de origen debido a situaciones de violencia y un claro riesgo para sus vidas, o buscando una nueva oportunidad lejos de sus naciones derruidas por la guerra, la injusticia, la delincuencia o la corrupción.

Estas personas, familias en su mayoría, acceden al sistema de asilo y refugio español, pero se encuentran con la barrera de las denegaciones, un muro tan alto como cualquier frontera, pero mucho más cruel, ya que después de ser acogidos y concedérsele una autorización temporal que les permite empezar a trabajar a los seis meses e iniciar un nuevo proyecto vital, su solicitud se resuelve de forma negativa en el 95 por ciento de los casos. De esta manera se condena a muchas personas a la irregularidad sobrevenida, a abandonar sus empleos, a no poder acceder a prestaciones públicas y, sobre todo, a la invisibilidad.

La irregularidad sobrevenida en Huesca

Esta realidad se está imponiendo en la mayor parte de nuestros pueblos y ciudades, e incluso en territorios pequeños como la Diócesis de Huesca lo estamos sintiendo muy de cerca, y lo peor es que la tendencia es alarmante.

En los próximos meses calculamos que unas 300 personas, la mitad de ellas menores de edad, se verán abocadas a la irregularidad debido a la denegación de sus solicitudes de refugio, y consecuentemente, a la expulsión de los programas de acogida que gestionan las entidades colaboradoras, acudiendo en una situación desesperada a los recursos de los servicios sociales y especialmente de Cáritas Diocesana de Huesca.

Nuestras acciones

Por ello, hemos iniciado un proceso de incidencia y denuncia con el objetivo de sensibilizar y visibilizar esta realidad, pero también de generar una alianza entre entidades sociales y administraciones locales, provinciales y autonómicas, que nos permita movilizar recursos para garantizar una respuesta digna a estas familias.

Los logros todavía son pequeños, pero hemos conseguido compartir una visión y poner sobre la mesa los medios habitacionales, económicos y técnicos que nos puedan permitir ir afrontando, de manera muy limitada, esta situación.

Además, estamos trabajando en una declaración institucional del Ayuntamiento de Huesca, elaborada por Cáritas y a la que se sumarán entidades y organizaciones sociales, para elevarla al Ministerio de Interior con el objeto dar voz a esta realidad y solicitar un cambio en el modelo de resolución de las solicitudes de asilo, que se ha convertido en un verdadero generador de exclusión en el territorio.

Sabemos que es como poner puertas al mar, pero son acciones significativas y transformadoras, semillas de una forma distinta de hacer las cosas, centrada en la persona y basada en la caridad política y en la construcción colectiva. Y todo ello, porque QUEREMOS VECINOS, queremos ser una comunidad que se defina por derechos, deberes y afectos; una comunidad que se construye con todas las aportaciones y de la que nadie debe estar excluido.

Foto: Cáritas Diocesana de Huesca