«La Iglesia debe procurar la conservación del planeta y de la humanidad»
En el Día de la Tierra, entrevistamos al Padre Rigobert Minani, sacerdote jesuita de la Red Eclesial de la Cuenca del Congo (REBAC)
Hoy celebramos el Día de la Tierra y queremos recordar el llamamiento que nos hizo el papa Francisco con Laudato si´ para proteger los dos «pulmones» del planeta y de la humanidad.
«Todos conocemos muy bien la Amazonía. Sin embargo, no todo el mundo conoce el segundo pulmón, que es la Cuenca del Congo», nos dice el padre Rigobert Minani, sacerdote jesuita de la Red Eclesial para la protección de la cuenca del Congo (REBAC).
El padre Minani recuerda la enorme riqueza natural y cultural de esta región, que engloba a seis países del África Central: República Democrática del Congo, Gabón, Congo Brazzaville, Camerún, Guinea Ecuatorial y República Centroafricana.
«Allí residen 87 millones de personas, entre las que se encuentran poblaciones autóctonas, como los pigmeos, y otras que no lo son –la mayoría–, pero que viven de la cuenca. Además, tenemos una enorme riqueza animal; hay especies que solo existen en esta región», añade este jesuita.
«Hay muchas empresas de la industria maderera que se han desplazado hasta allí y que están muy interesadas en su explotación, porque son maderas antiquísimas, que tienen –algunas de ellas– más de cien años y que, por tanto, son muy valiosas. Otra riqueza muy disputada es el agua. En este momento hay conflictos por el agua entre las multinacionales y la gente que vive en la región y que, por supuesto, perjudica a esta última, que tienen muy difícil el acceso a este líquido imprescindible para su supervivencia. Y todo esto sin olvidar los enormes recursos minerales que tiene la Cuenca del Congo, cuya extracción perjudica a sus habitantes y agrede irreversiblemente el medio ambiente», advierte.
Por eso, nos pide que estemos muy alerta ante estas agresiones porque los científicos dicen que en el año 2040, dos tercios de la Cuenca del Congo podría desaparecer.
«Para la Iglesia es un imperativo existencial proteger el planeta, porque no podemos ignorar el daño que se está haciendo a la creación de Dios, y porque esto nos llevaría, en su caso más extremo, a la desaparición de todo lo que Él creo, incluyendo a los hombres. La Iglesia, como madre, debe vigilar y poner todo su empeño y su esfuerzo en la conservación de estos territorios y de la gente que vive en ellos», concluye el padre Minani.