Encontrar para encontrarnos (segunda parte): compartiendo el viaje desde la visión diocesana
Una compañera de Cáritas Diocesana de Huesca nos cuenta como ha vivido los dos años de trabajo con la exposición "Encontrar para encontrarnos" de la campaña Compartiendo el Viaje.
“Encontrar para encontrarnos” no sólo es el título de este viaje que hemos compartido con tantas personas durante casi dos años, desde que se comenzó a construir la idea de realizar una exposición tomando como referencia la campaña de Cáritas Internationalis “Compartiendo el viaje”, sino que además es el mejor resumen que podemos hacer de esta aventura migratoria.
Una experiencia que ha marcado un antes y un después en nuestra Cáritas Diocesana de Huesca, porque nos ha permitido romper barreras entre las personas voluntarias, técnicos y participantes, especialmente con las personas migrantes y refugiadas.
Las personas protagonistas de la exposición nos han ayudado a potenciar la empatía y la escucha. Sus historias se han convertido en una medicina, no sólo para ellas, sino para todas las que hemos tenido la oportunidad de dejarnos tocar por sus palabras en la exposición y en los momentos de diálogo, como las grabaciones, las visitas guiadas o la Escuela de Verano.
Este viaje comenzó gestándose en una sala de los Servicios Generales de Madrid, con un grupo muy reducido que pronto fuimos ampliando hasta convertirlo en una aventura Confederal. Desde entonces, no hemos parado de sumar kilómetros, ya que la exposición ha recorrido gran parte del territorio diocesano sembrando semillas de realidad y esperanza con los datos e historias de vida. Hemos aprendido a pintar con colores alegres palabras como acoger, proteger, promover e integrar, borrando de nuestra mente prejuicios y rumores sin fundamento, que muchas veces incluso difundimos sin comprobarlos previamente.
Nuestra mochila se ha llenado de lecciones de vida, como que toda acogida conlleva una despedida, a ser conscientes de lo complicado que es conseguir “los papeles” y las dificultades para disfrutar de derechos tan básicos como la sanidad primaria o el empadronamiento, los sacrificios personales que implica solicitar la protección internacional o que la integración requiere aceptación e implicación por ambas partes.
También hemos aprendido que todo ello, siempre es más fácil cuando compartimos el viaje, cuando participamos en acciones para defender la igualdad de derechos para todas las personas, cuando dedicamos nuestro tiempo, recursos o conocimientos a ayudarlas, cuando somos capaces de aprender de ellas, que siempre tienen mucho que enseñarnos, o simplemente interesándonos por conocer su cultura para comprender mejor sus costumbres.
Una experiencia diocesana que nos ha permitido involucrar a todas las personas y proyectos de nuestra Cáritas de una forma diferente y a trabajar en diversos ámbitos este tema tan actual, la movilidad humana.
“Encontrar para encontrarnos” con personas que nos han abierto los ojos, el corazón y la caja de nuestros recuerdos. Todos somos o hemos sido migrantes de forma directa o indirecta, pero esta experiencia confederal creo que ha servido fundamentalmente para crear lazos de humanidad.
No importa si estamos en el sur, en el norte, en el este o en el oeste porque, como defendemos desde Cáritas, todos y todas somos una sola familia humana que vivimos en la casa común.