Análisis y reflexión21/05/2018

Todo depende del dolor con el que se miren las cosas

Nuestro compañero Sergio relata su visita a varios proyectos de acogida a inmigrantes.

Si tuviera que rescatar algo que me he traído en esta primera gira que bajo el lema “Tendiendo Puentes” realizamos una delegación de la red Migrantes Con Derechos (Cáritas, CONFER, Comisión Episcopal de Migraciones, CONFER y Justicia y Paz), entre el 9 y el 11 de abril, desde Tarifa a Tánger, sería que “todo depende del dolor con el que se miren las cosas….”.

Este ha sido un mantra que me ha acompañado todo el viaje, desde esa primera vez que se pronunció en la oración de Tarifa por las muertes en el Mediterráneo. Allí, en la playa, contemplando la otra orilla de Marruecos, recorriendo con mi vista ese mar y la arena, sentí que estaba en un inmenso cementerio azul. Así, fui poco a poco cayendo en la cuenta que esta gira no era un viaje más, ni una experiencia como tantas otras de conocimientos, sino que fundamentalmente era una oportunidad que Dios me ponía para dejarme tocar el corazón.

De esta forma, tocado regresaría renovado, y también los demás, de la realidad que conocimos y de los testimonios que tuvimos la oportunidad de escuchar, tanto de personas que sufren la injusticia, migrantes y refugiados, como de los que intentan ayudar generosamente y de forma valiente ante esta realidad.

Esta frase sentencia de forma certera y clara por qué todavía buena parte de la ciudadanía no se inquieta ni preocupa con lo que está ocurriendo en nuestra frontera sur. Así, el dolor y el sufrimiento de estas personas en su tránsito queda tan lejos que no lo sentimos propio. De esta forma, nos cuesta como individuos en sociedades que lo tenemos todo, conmovernos por tanto sufrimiento infringido a personas inocentes, por gobiernos y políticas que en muchos casos apoyamos. Lo que no duele no mueve, y esta indolencia nos lleva como sociedad a contemplar sin más pena que gloria como el Mediterráneo se convierte en el punto y final de muchas historias de vida.

Sin embargo, la gira también ha permitido conocer a mujeres y hombres valientes que luchan por intentar lo que otros no podríamos ni físicamente ni psicológicamente. Hay rostros que nos han quedado grabados en el corazón, chavales, muy jóvenes, hombres y mujeres, audaces, decididos, dignos, guapos, inteligentes, fuertes, vivos, muy vivos. Y con tanta luz que han prendido nuestro corazón, hemos sentido por qué su vida luminosa no la apaga la noche, por qué sus sueños no los paran las vallas, por qué su energía y fuerza nunca terminará con la muerte.

De esta forma, la frontera sur para nosotros se ha convertido ahora en un lugar sagrado, como realidad vivida por dentro. Pudimos sentir como la injusticia y la vulneración de derechos no son ideas, sino sentimientos, realidades duras que atraviesan el corazón.

Finalmente, a este respecto, la visita de la delegación a Tarifa, Ceuta y Tánger además de acercarnos al trabajo que la red de iglesia está haciendo y las historias de vida que acompañan, nos ha permitido poner de relieve, los graves problemas que siguen afectando a nuestra política migratoria y a la del conjunto de la Unión Europea.

Migrantes con derechos