Crecí en un ambiente de castigo y ya desde niño, cada vez me portaba peor. Hice unos cursos de ebanistería, pero empecé pronto con malas compañías, conocía todas las comisarías de policía de Bucarest. Estuve en la cárcel en Alemania y en Rumanía. Quise venir a España para cambiar de vida- pero el pasado siempre te persigue.
Tras un robo en España con unos antiguos conocidos que terminaron estafándome y tras la muerte de mi mujer y mi hija en un accidente, yo caí en depresión y ya no quería vivir.
Desesperado, me entregué a la policía y estuve en la cárcel, durante dos años y medio, dando apoyo a presos discapacitados: animándoles y abrazándoles, estando en el patio con ellos, cortándoles el pelo.. fue una experiencia maravillosa para mí, nunca lo hubiera pensado hacer antes.
Al salir de la cárcel, mi vida tampoco tenía sentido pero encontré personas buenas. Ahora me conoce bastante gente en Toledo, gente que ahora me felicita y tengo amigos. Les he ido contando poco a poco mi vida, no engaño a nadie. Me ha costado mucho aceptar que en la vida te pueden pasar cosas buenas, porque pensaba “no me lo merezco” por tantas cosas malas que he hecho… cuando te pegan y te pegan y quieres llegar a grande para devolvérselo,..
Ahora, he hecho las paces con Dios. Ahora no tengo el dinero que tenía antes, ni coches de lujo. Cuando sonreía, a veces, era de mentira. Ahora todo es al revés: me interesa todo, mis amigos y mis hermanos/as en la iglesia, mi trabajo, que se queden contentos.. Ahora no fallo, que si me comprometo a algo, lo cumplo.. espero de la vida que siga así, feliz.