Campaña

El poder de cada persona

La Semana de la Caridad es una semana para la acción, para salir al encuentro y dar testimonio.

El poder de cada persona

La pandemia mundial que ha generado el coronavirus nos ha obligado a disponer de nuestras vidas de una forma inimaginable hace tan sólo unos meses. Los hábitos cotidianos, la forma de relacionarnos y la gestión de nuestras emociones nos han desbordado. La enfermedad, la muerte de nuestros seres queridos y el aislamiento, han dejado paso a la inseguridad económica y laboral, a la falta de recursos básicos, a la pérdida de empleo o a los ERTES. Emerge una sociedad mucho más frágil y vulnerable con una hoja de ruta más llena de incertidumbres que de certezas.

Sin embargo, es desde esta fragilidad desde donde hemos visto brotar miles de gestos solidarios llenos de caridad, de ese amor gratuito que nace del corazón de forma libre y desinteresada, sin esperar nada a cambio. Personas de pensamiento diverso, de todas las creencias, oficios, de todos los países del mundo, de todos los pueblos y barrios, todas a una, se han movilizado y puesto al servicio de una humanidad amenazada y herida. La experiencia vital nos ha hecho reaccionar ante el sufrimiento y el dolor compartido y nos ha empujado a rescatar nuestro sentido de identidad y pertenencia. Aquello que otras veces se nos olvida y nos arrastra hacia el egoísmo y la individualidad, hoy nos ha posicionado en lo comunitario, en priorizar el bien común que nos identifica como seres vivos: la protección y defensa de la vida.

Se ama lo que se conoce, lo que se experimenta. La experiencia es lo que nos permite elegir nuestras opciones en la vida. La experiencia de fragilidad compartida es lo que abre las puertas de nuestra compasión y solidaridad, lo que nos mueve a querer hacer algo por los demás. En la medida en que seamos capaces de abrazar esta fragilidad y hacerla nuestra haremos posible el Reino de Dios, esa nueva sociedad donde la justicia, la paz y la fraternidad se convierten en coordenadas para trazar una nueva hoja de ruta.

Como Iglesia, como comunidad cristiana, tenemos el reto de acompañar y cuidar la fragilidad y también cultivar la solidaridad emergente para que no se quede sólo en una reacción ante la amenaza compartida sino en una forma nueva de ser y estar en el mundo.

Cada gesto cuenta

De esta forma, celebrar el Día de la Caridad adquiere una nueva dimensión. Jesús llama a cada persona por su nombre y la invita a recorrer su camino en estos días de desolación e incertidumbre. No pretende ahorrarnos la cruz, pero quiere que le demos sentido y nos invita a abrazarla e integrarla en nuestra vida.

Y este camino no tenemos que recorrerlo solos, que es mucho más difícil. Nos invita a caminar con Él y con otros, como los de Emaús para que la carga sea más ligera (cf. Lc 24 13-35): tejiendo comunidades de esperanza donde se acoge y se escucha, donde se ora y se celebra, comunidades en las que hay encuentro y perdón, donde podemos sanar y hacernos cargo de los más frágiles, comunidades proféticas que toman partido y denuncian las injusticias. Comunidades inclusivas, espacios de acogida, donde cada uno se puede sentir como en su casa. Comunidades formadas por personas que realizan gestos sencillos, cotidianos, gratuitos, cargados de amor y de esperanza, capaces de reconstruir la vida.

Vive con conciencia solidaria y humana, de forma proactiva, al estilo de Jesús: tomando partido por los más vulnerables

BUSCA EN TU INTERIOR, haz silencio, respira hondo, ora, medita y conéctate con el mundo, nuestra casa común. 

CUIDA EL PLANETA, eres parte del cambio. Reduce tu consumo, no abuses de los recursos y cuida todo lo que te rodea.

COMPARTE TU VIAJE, el camino cotidiano de tu vida con los demás. Conversa, sonríe, ayuda, agradece y bendice a las personas que se cruzan en tu vida.

CULTIVA LA COMPASIÓN. Contempla lo que están viviendo otras personas en otros países y cerca de ti: guerras, hambre, violencia, pobreza, dolor, el deterioro de la tierra… acógelo en tu corazón.

¡ENRÉDATE! Seguro que puedes hacer algo por los demás sin esperar nada a cambio. Y si tienes posibilidad de comprometerte en algún voluntariado, es el momento de dar el paso.

PARTICIPA, HAY MUCHO POR HACER. Hazte activista de la caridad, involúcrate, siembra gestos concretos de esperanza, justicia y fraternidad.

REVISA TU ESTILO DE VIDA. Elige una vida más sobria y sencilla. Entre todos podemos hacer que la vida en común sea más sostenible, solidaria, saludable y espiritual, en armonía con el Creador y todas sus criaturas.

SÚMATE CON UN GESTO A ESTA CORRIENTE DE ESPERANZA: del 8 al 14 de junio. Cuelga una foto con tus manos formando un corazón en el perfil de tus redes. Juntos sumamos más.

 

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