20 de febrero. Día Mundial de la Justicia Social: Cáritas Albacete denuncia las dificultades con las que cuentan las personas que han estado en prisión
Desde su programa “Abrir Ventanas”, Cáritas acompaña a las personas para mejorar su estancia en prisión y preparar su reinserción social.
Estuve preso y me visitasteis. Señor: ¿cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. (Mateo 25, 39-40).
La prisión es el destino final de muchas personas que desde la infancia viven situaciones de vulnerabilidad y exclusión social por falta de oportunidades. Cáritas Albacete lleva más de 20 años constatando esta realidad, a menudo silenciada.
Cuando pensamos en la prisión, inmediatamente nos viene a la cabeza la idea del delito y de la persona que lo cometió o el sufrimiento de las víctimas. Sin embargo, es poco común que nos detengamos a pensar el dolor con el que vive la persona que entra en prisión, juzgada en muchos casos no solo penal sino también moralmente, o el de las familias que se ven implicadas en este duro camino.
Doble estigma
María (nombre ficticio) es una de ellas. Tiene 46 años, y los últimos 13 los ha pasado en la cárcel. Padece una enfermedad crónica y problemas de salud mental. Entró en prisión con su entonces pareja y tuvo a sus dos hijos allí. Asegura que ha sido mucho lo que en este tiempo ha perdido, pero también lo que ha aprendido.
Las personas privadas de libertad están sometidas a prejuicios y estigmas totalmente interiorizados, aceptados por la sociedad durante y después de la condena. A través del programa ‘Abrir ventanas’, Cáritas apoya a las personas reclusas en todas las etapas de su condena e inicio de libertad, pero también sensibiliza a la sociedad acerca de estas barreras que dificultan enormemente su reinserción.
Durante su estancia en prisión, María contó con el apoyo de Cáritas y participó en los diferentes talleres formativos y ocupacionales que la Institución lleva a cabo en La Torrecica, así como en las charlas y sesiones monográficas en las que tuvieron la oportunidad de trabajar principios como la sororidad, el trabajo en equipo o la ayuda mutua. Para ella, lo más importante fue “contar con estos espacios en los poder expresarnos, compartir con las demás compañeras y sentirnos cómodas hablando de nuestras situaciones, a veces tan complicadas”, explica María. Para ella ha sido fundamental no sentirse juzgada y poder exteriorizar ese dolor que durante tantos años le acompañaba.
Cáritas ha estado también a su lado en todos sus permisos, trabajando con su familia la recuperación de vínculos y acompañándola, cuando le concedieron el tercer grado, en ese paso tan importante a la libertad para tratar de facilitar su inclusión social, laboral y familiar. “Cáritas ha sido mi brújula -explica María- sin su apoyo hubiera sido imposible romper todas las barreras que he encontrado. Ellos han estado a mi lado en cada uno de los trámites que he tenido que hacer para empezar a recuperar mi vida”.
Aunque no sin dificultades, María vive hoy en un piso junto a sus dos hijos. Está en búsqueda activa de empleo y sigue contando con el apoyo de Cáritas que se mantiene como una ventana abierta a la esperanza.
Día de la Justicia Social
Con motivo del Día Mundial de la Justicia Social, que se celebra hoy, 20 de febrero, Caritas Albacete insta a la sociedad tomar conciencia de la verdadera importancia que tienen los principios de libertad y justicia en el mundo y reflexionar sobre cómo superar definitivamente, y como sociedad, cualquier atisbo de discriminación hacia algún miembro de la comunidad.