Caminando hacia la nueva normalidad
La Institución toma todas las medidas de seguridad e higiene necesarias para continuar trabajando al lado de las personas.
La emergencia que ha provocado el Covid-19 no ha sido sólo sanitaria y en Cáritas Diocesana de Albacete lo sabemos bien. La enfermedad, la muerte de tantas personas y el aislamiento, dejaban paso a la inseguridad económica y laboral, a la falta de recursos básicos, a la pérdida de empleo o a los ERTES. Si antes de la actual pandemia el proceso de integración de muchos hogares en situación de pobreza y exclusión social se mostraba todavía débil, esta crisis dibuja un panorama especialmente complicado para los hogares más vulnerables.
Desde que se decretó el estado de alarma, el pasado 14 de marzo, en Cáritas nos hemos adaptado, reinventando los medios y adecuando todos los programas para tratar de ofrecer respuestas rápidas y adaptadas a cada situación a través de nuevos canales y formatos. La crisis ha dejado ver esa fragilidad y la dificultad de las administraciones para hacer frente a estas situaciones tan complejas. La economía de muchas familias está al límite y han sido muchas las personas que de la noche a la mañana se han visto desprotegidas, porque aunque el Estado está invirtiendo recursos para apoyarles, estos no llegan a cubrir la protección que requieren muchas de estas familias.
Durante estos dos meses y medio de confinamientos hemos tenido que cerrar nuestros economatos, roperos y algunas de nuestras empresas de inserción, pero no se ha dejado de prestar ayuda. En Cáritas Albacete hemos reinventado nuestro sistema de acogida y acompañamiento, para poder atender, a través de atención telefónica y presencial, a las personas que lo han necesitado, y los voluntarios han estado ha estado en primera línea brindando su apoyo a las personas en situación de mayor fragilidad, tratando de que la distancia física no sea una barrera para continuar poniendo a las personas en el centro.
Al lado de las personas
En este tiempo hemos estado articulando todos los recursos para seguir acompañando a quien lo ha necesitado: empleadas de hogar a las que les rescindían el contrato, personas afectadas por un ERTE, familias que han necesitado asesoramiento para solicitar la suspensión del pago de su hipoteca, la renegociación o financiación de su alquiler, o a los cerca de 240 menores con los que trabajamos, que durante las semanas de confinamiento también han contado con el apoyo de técnicos y voluntarios para poder continuar con las clases y no perder el curso escolar. De este trabajo se han beneficiado 4.737 personas en estos más de 3 meses, multiplicando así por 2,3 el número de personas atendidas, y por 6 los recursos económicos invertidos con respecto al mismo periodo del año anterior. La inversión ronda los 169.300 euros, 10.000 euros más que la inversión realizada en todo el año 2019 por este concepto.
El equipo de emergencia creado para hacer frente a esta crisis destaca el desbordamiento vivido en los primeros momentos del confinamiento. Lq mayoría de los apoyos se hacían a través de transferencias bancarias, aunque en algunas cáritas parroquiales, como la de Nuestra Señora de la Paz- Santa Teresa, utilizaron convenios con los comercios del barrio para que los usuarios pudieran desplazarse y Cáritas pagar después esas compras. Ricardo Belmonte, voluntario del grupo, considera clave implicar a los comercios de proximidad para reactivar la economía de la zona, y al mismo tiempo, ofrecer soluciones dignas para que las personas puedan comprar lo que realmente necesitan.
Hacia la nueva normalidad
Ahora, en esta «nueva normalidad», desde Cáritas Diocesana de Albacete seguimos al frente, acompañando a las personas que nos necesitan, brindándoles apoyo, y también asesorandoles para facilitar el acceso a todas las prestaciones que se están poniendo en marcha como el Ingreso Mínimo Vital. Las atenciones personales continúan, siempre con cota previa, algunas parroquias también han vuelto apoyar las economías de las familias a las que atienden con entrega de alimentos, y los equipos se van reabriendo. Además, el próximo 6 de julio se retomar nuestros cursos de formación ofreciendo las máximas condiciones de seguridad. Las mamparas de seguridad, las mascarillas y el gel hidroalcohólico forma parte de nuestro protocolo de seguridad diario, pero esto no nos impide estar cerca de las personas más castigadas por la pandemia.
Poco a poco se están reiniciando las actividades que se han visto detenidas y emerge una sociedad mucho más frágil y vulnerable, con una hoja de ruta más llena de incertidumbres que de certezas en la que los colectivos vulnerables serán quienes principalmente sufran sus consecuencias. En este contexto, desde Cáritas recordamos nuestra misión de no dejar nadie atrás y urge seguir avanzando para defender a los ciudadanos y las familias más desprotegidas.